LA BASURA ESPACIAL
El sueño de la exploración espacial produce basura. Montones de basura. En concreto, según la NASA, en los 50 años de lanzamientos espaciales se han acumulado más de 22.000 piezas de desperdicios con un tamaño mayor al de un puño y unos 500.000 del tamaño de una cánica, sin contar con unos 1.000 armatostes aún mayores. La mayoría no son muy grandes y por eso en teoría no son demasiado peligrosos, pero como pueden viajar a velocidades de unos siete o diez kilómetros por segundo.
Estos residuos pueden producir daños en las naves espaciales y en algunos casos pueden incluso caer en la Tierra, como ha ocurrió en la provincia de Murcia. Los más pequeños se desintegran en la atmósfera y los que no, suelen caer en los océanos porque son los que dominan la superficie terrestre.
Según unos cálculos cada año cae en la Tierra un fragmento de importancia, y hasta el momento no se ha confirmado ningún daño material o humano. Y en las alturas, donde el ser humano ha hecho una de las inversiones más importantes de la historia para hacer orbitar la Estación Espacial Internacional.